martes, 24 de junio de 2008

historia


Como cada año nos reunimos en la cafetería de siempre, aquella en la que la calle a se cruza con la calle b. La mesa más alejada de todas, esa que sólo está alumbrada por una breve penumbra, en el fondo sur. Aquella mesa en la que nos solíamos sentar. En la que tus palabras se mezclaban con la suave música setentera y con esos aromas característicos, amapolas y te.
Como siempre te acercaste tu a pedir, mientras yo permanecía sentada, submergida en millones de sensaciones que producen los recuerdos. No hizo falta que te dijera que era lo que quería, trajiste un té rojo de canela y limón para mi y una infusión de canela y manzana para ti.
No hacía falta que hablaramos, el único ruido que podía entrubiar ese ídilico ambiente era el de los breves suspiros que de nuestros lábios se esacapaban.
Con una simple mirada lo decíamos todo y a la vez no decíamos nada.
Nos despedimos con un breve beso, con sabor a canela, manzana y limón. No hacía falta que dijeramos adiós, o un hasta pronto.
Ámbos sabíamos que el año siguiente, en el mismo sitio y a la misma hora nos volveríamos a ver pues el siete de septiempre es nuestro aniversario.

1 comentario:

ele* dijo...

una cancion d mecano??


muaa*